Blog de notas "La escribidora"
Un brainstorming pero a lo apatico.


jueves, enero 31, 2008  

Robin roba y McClane McClanea

Hoy: Alan Rickman

Alan es especial para mí, y yo soy especial para él. Compartimos tres letras en nuestros nombres de cuatro letras cada uno.

Malo número uno: El archienemigo del duende gigante de color guisante (todos odiamos a ese ente, pero no merecemos el primer puesto por consideración al sheriff de Nottingham, que tuvo que soportarle en persona)

El Sheriff es otro tipo de malo. Le debo mucho.

No es malo de verdad, es malo porque le sale todo mal. Es tonto, muy tonto. Es un malo de caricatura. De ingenio inexistente, torpe en sus acciones, ideas chabacanas, pensamientos tan viles como inviables, en definitiva inútil como malo y como persona. No tiene maldad verdadera, solo mala leche. Todo el día arriba y abajo corriendo apresurao, estresándose el pobre, fuerza en vez de maña, inteligencia nula, cabello grasiento. Es un malo de Disney.

El es lo único que salva esa aburrida bazofia de película pseudo medieval de la hoguera en la que agoniza toda incursión cinematográfica americana a dicha época, remarcando significativamente los escudos con dibujos en perspectiva de Excalibur.

Alan consigue que Laia vea una película basada en la Época Medieval. Es un milagro de hombre, en verdad.

Volvamos al Sheriff Malo. Es un malo retorcido. Busca meter el dedo en la llaga continuamente. Su mayor aspiración es molestar. Mucho. Y digo molestar como sinónimo de McClanear, para que os hagáis a la idea de lo pesado que es este malo.

McClanea al Hombre de Verde, y planea suprimir la Navidad –lo cual, por aquello de seguir relacionando posts, le haría muy feliz a McClane- y también planea violar a una mujer que está enamorada de Robin Hood.

Craso error.

¿Qué ganas de morir verdad? ¿Cómo se le atreve intentar violar a la novia chupiguay del señor de los guisantes, sobretodo si el alubias está protagonizado por el actor de moda? Pero eso no es culpa del pobre sheriff, porque en su castillo no tiene televisión y no sabe nada de Kevin Costner y claro, no está preparado para que todo el guión actúe en su contra.

¿Qué puede hacer el sheriff Noti contra eso? NADA. Él se pasea ceñudo castillo arriba castillo abajo pensando todo lo que le es posible pensar –que es poco-. Por desgracia no va a encontrar una solución a su problema –que también es NUESTRO problema-, porque el arquetipo de héroe es de por si indestructible, como un contrato de la bruja Úrsula.

A Robin no se le puede ni hacer una carrera en las medias.

Por fortuna las causas perdidas están de moda ahora en el cine con todo ese rollo de la épica y las películas históricas.

Yo le ayudaría en la tarea.

Iría a Hollywood, entraría en el estudio y diría.

“Mire, sé que el Sheriff no tiene ninguna posibilidad de ganar, sé que todo el mundo sabe que ayudarle sería perder el tiempo; pero mire, a mi me da pena. Es tonto, yo se que lo intenta pero no lo conseguirá sin ayuda. Quiero que me contrate, yo conseguiré acabar con Robin, se lo aseguro. Ya me espabilaré ya, yo me inspiro. Pero luego ustedes me sacan de allí porque verán, yo soy de Antigua"

Malo número dos: La víctima McClaneada.

Hans es un europeo (malvado en plan retorcido y cruel) que tiene que compartir edificio con un norteamericano salvaje (un buen salvaje, así con buen fondo)..

Hans es fino. Se empeña en hacerlo todo limpio e impoluto pero acaba tropezando continuamente con el pesado de John McClane, que encima le llena de hollín la alfombra.

Pero Hans es tan solo una víctima de los guiones de Hollywood, como lo es Charles Dance en “El último gran héroe” y el sheriff Nottingham. Ya sabemos porque, y el director también.

La maldad asociada a los actores ingleses en Hollywood podría ser un buen ensayo que escribir. Desde un punto de vista maniqueo podría decirse que los hombres que tienen aspecto inteligente quedan bien de malos.

Pero que conste que yo estoy encantada con esa obsesión. Un actor americano es incapaz de darle esa siniestralidad a un malo. Sera poco teatro, que en Hollywood se reblandecen todos.

Para disimular, a Hans lo hicieron alemán en vez de inglés. Eso es algo que a finales de los ochenta choca un poco, pero no le vamos a dar ascos porque la voz de Alan en alemán debe estar tremenda vamos. Seguro que lo es hasta en idioma sim.

Hans está obsesionado en parecer culto. Cita a los clásicos –La Celestina, Las troyanas de Euripides, nada, los clásicos de toda la vida-, llama “invitado de piedra” a John McClane en vez de “asqueroso grano en el culo metomentodo”, habla de moda masculina con el señor japonés, habla de artículos leídos en Forbes y aprende cosas utilísimas de la revista Times. Yo me lo imagino abriendo una revista y levantando una ceja. Alan es levantador de cejas profesional, aquí mismo yo puedo citar sus levantamientos de cejas cinematográficos más desesables.

Hans es delgadito, esbelto, y tiene perfil elegante -eso no liga con lo que estaba diciendo, pero era necesario decirlo-.

Lo tenía todo controlado, pero va y le sale un saboteador. Qué digo, EL saboteador. Y encima también se encuentra la señora McClane. Pobre Hans, jo. Merece un abrazo. Es que tiene muy mala suerte, con lo bien que lo tenía todo preparado y además que casualidad que con la de billones de edificios que hay en el mundo, da la casualidad que esa misma noche decide McClane ir a decir hola a una mujer con la que hace meses que no se habla.

Me lo imagino con sus planitos, sus esperanzas, sus ilusiones. Todo cayendo al vacío. Así se le queda la cara al pobre en el último fotograma.

Y todo por culpa de McClane, que no es otro que Robin Hood reencarnado persiguiendo al sheriff hasta alcanzar ambos el cenit del odio y la desesperación.

McClane se enfrenta a una mente superior. Hans es metódico y paciente, va aguantando las impertinencias de McClane levantando su ceja mientras éste va cargándose a todos sus compinches rubios, ¿y como reacciona McClane intentando digerir su éxito?

HO HO HO

Qué basto eres Mac. Arrogante sin corazón, tienes tan poco ingenio que lo poco que escribes se lo robas a Papá Noel.

Y acaba muriendo, con desesperación, una y otra vez, en el medievo y en los ochenta. Siempre perseguido por un actor de moda.


"Ouch, me ha vencido un señor con medias"


http://www.moviedeaths.com/robin_hood:_prince_of_thieves/sheriff_of_nottingham/


"Ouch, me ha vencido un señor sin zapatos"

http://www.moviedeaths.com/die_hard/hans_gruber/

¿Y ahora que? ¿Michael Caine o Jack Lemmon?

posted by Laia | | 6:09 p. m.
Buster Keaton ^^
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Ronan Vibert, jarl